Brexit: ¿como hemos llegado hasta aquí?

Los mismos que han provocado el descrédito de la UE quieren dirigir ahora la recuperación de su prestigio en quizá la última posibilidad de una Europa relevante en la economía global.

El Reino Unido ha iniciado el proceso de separación del proyecto común europeo. Aun conociendo su historia de desencuentros tanto con los países del continente como con Estados Unidos consolidada ya por Lord Derby en 1866 en la política del “esplendido aislamiento”, la decisión es un duro golpe para el sueño de unos Estados Unidos de Europa; esa ilusión cuyas raíces se retrotraen al menos al emotivo discurso de Víctor Hugo ante el Congreso Mundial por la Paz de 1849.

El Brexit, sin embargo, no es la única amenaza. Ni quizá la más grave. El ascenso del populismo nacionalista, aún sin gobernar, erosiona con mucha mayor intensidad el avance hacia la profundización de las instituciones supranacionales, únicas capaces de mantener la posición alcanzada por las economías europeas en el mercado único global. Y, por tanto, de asegurar el bienestar de sus habitantes. Como señala la Declaración de Roma, del pasado día 25, individualmente los países del viejo continente pasan a ser actores secundarios en el panorama económico mundial.