In spite of some US interests, the EU is alive and well

 En contra de los vaticinios procedentes, en su mayoría, del otro lado del Atlántico -y de los medios de comunicación europeos controlados por grupos estadounidenses-, la UE no ha desaparecido. Por el contrario, el apoyo ciudadano está experimentando un nuevo impulso. Hoy nadie se acuerda, o prefiere no acordarse, de diagnósticos como el tantas veces reiterado por Krugman para quien en 2012 la desaparición del euro, y con él de la UE, era cuestión de meses. Tampoco se suelen mencionar aquellas anticipadas necrológicas, escritas también en su mayoría desde Estados Unidos, como las de Soros o Stiglitz. Quienes no hace mucho sentenciaron como inexorable el triunfo del populismo en Gran Bretaña, Holanda o Francia y, con él, el fin del sueño europeo, hablan, y escriben, ahora todo lo más de un “descontento sin partido que recorre Europa”.

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